lunes, enero 29, 2018

Unnamed

Ha escrito Gabriel. Hace muchos años que el ha dejado de perturbarme, no le creo nada, no aporta nada al mundo. Y sin embargo es difícil que mi cabeza no vaya directo a esos tiempos (cuando le creía), a las ratas en la cocina, las paredes mal pintadas, el cuarto de al lado. Un abrazo y un golpe. El baño, maldito.
La vida, miseria por todas partes.

Si un saludo tuyo es capaz de hacerme vivir otra vez esa angustia infinita, no quiero saber de vos. Ni del puente del que no saltas. Ni del gatillo que no jalas. No quiero volver a leer tu nombre.

2 comentarios:

Zagal dijo...

Es realmente una experiencia asquerosa asociar la desesperación con un nombre. Tengo muchos nombres asociados también.

Vero Mendizabal dijo...

Es desesperante, es hasta injusto.

Gracias por venir, Zagal.