miércoles, diciembre 06, 2017

Y después llueve...

A esta hora el miedo es distinto, las amenazas son otras. No controlo ninguna. Sólo pasan cerca de mí. Son un muro hecho del miedo más profundo. No sé porqué no siento ningún suelo, no puedo mirar mis zapatos o el abismo vendrá por mí.
La gente se aleja en un golpe instantáneo. Igual que un trueno.

Me sorprenden los rastros de una tormenta que no he visto. El pasto mojado. Las ochenta gradas que me apuro.

La noticia. Me sorprende la noticia.

Esto no tendría que ser mi culpa, pero creo que
es.

lunes, diciembre 04, 2017

Basta Moisés.

No siempre sé que hacer,
casi nunca sé.

Los límites geográficos en los que he amurallado mi vida, hacen que conozca casi todas las posibilidades. He ido aprendiendo a moverme sin miedo, a veces (siempre sin querer) algo me saca fuera de los límites, cuando me doy cuenta siempre es tarde, ya salí, ya me perdí.

Miedo, aquí afuera el miedo es casi todo lo que conozco. Casi todo lo que existe (en tantas formas). La luz es la peor parte, es imposible divisar las cosas sin contraste. Después el ruido. Estallar desde el centro de un petardo. La luz el ruido el humo.

Una sola cosa fuera de lugar y yo pierdo todas mis capacidades, todos mis instintos, no llamo a ninguno, no les escribo, no los leo. Son cinco. No sé de ninguno. Necesito saber? No puedo. No desde aqui.

Ella. La busco, la veo, la abrazo, huelo su pelo. Está del otro lado del puente. No consigo encontrar su mirada. Busco la raíz y lo que sea que me conecte con ella. A mil kilómetros de mí. Tan cerca de mí...

Gira todo sin respiro sin tregua.

Fuera de las certezas,
voy desapareciendo.

viernes, diciembre 01, 2017

Carta. Hijo tres.

Me pasa que siempre que me comunico contigo, me quedo pensando el resto del día... Cómo te enseño. Cómo me muestro. Cómo te muestro. Qué no te digo. Qué te digo tres veces.

Tu rabia es la rabia de tus años y de lo inmenso que resulta que el mundo real, te abra la puerta para darte el volante del resto de tus días. Terror. Todo tan confuso. Todo tan grande. Tan absurdo. (Crees que estás solo, levantá tu cabeza, mirame, he llegado para quedarme las veces que me busques).

If you're lost you can look-
and you will find me
Time after time
If you fall I will catch you                             
I'll be waiting 
Time after time-

Más pronto de lo que te imaginas, vas a felicitarte por no haberlo hecho, por no haber actuado desde la rabia.  Pronto vas a entender, en hechos, que lo único en este planeta que puedes controlar tú, es a ti mismo, por lo tanto tu responsabilidad termina en ti mismo, digamos que tienes jurisdicción hasta donde alcanza tu piel. La rabia actúa si tu la dejas. Todo lo que sale de ti, depende de  ti.

Cuando verdaderamente aceptes que todo lo que sale de ti está bajo tu estricto control y es tu decisión, la vida misma va a ser menos complicada, porque dejas de pensar en que la gente que amas, tendría que reaccionar hacia ciertas cosas, tal y como lo harías tu, desde ti, desde tus bases personales. Respiras más profundo. Dejas de ofenderte.

La gente no es como tu, nadie piensa ni actua desde ti ni como tú. Es lógico, no han tenido tu misma casa, ni a tus mismos papás y abuelos, no han conocido tu patio, ni el kiosko de tu colegio, ni se han enamorado ni se han enojado ni han reído ni han llorado como te ha tocado hacerlo a ti. Has pensado alguna vez que el único ser que conoce los lugares que sueñas, eres tú?
Think about it.

Todos somos una especie de resumen de lo que hemos vivido y soñado y de lo que hemos imaginado, eso es todo lo que tenemos y todos respondemos a todo de forma distinta.
Memorize that.

Si un loco se acerca a vos y patea a tu perro, no puede existir rabia en el mundo que te lleve a pensar que te has ganado el derecho de hacerle lo mismo (sobre todo porque el perro del loco no tiene ninguna culpa), tu eres quien decides ser, lo que eres todos los minutos de cada día.

We'll be just fine kiddo.

jueves, noviembre 30, 2017

No así.

"Cada puente tiene al suicida que merece"

Lo leí dos, tres, cuatro veces. Deje el libro amarillo donde lo había encontrado, en la barra del café conocido por esconder secretos.

Salgo y leo en la pared del frente: "Mi voto vale" (dic 30). Intento dejar de leer, no puedo, está ahí donde miro siempre. Enciendo un cigarro, tengo la manía de no dejar de mirar el humo mientras fumo, entonces dejo de mirar a la pared. Mi cigarro desaparece... vuelvo a la barra.
No voy a leer lo que no quiero leer.

Todos, hasta el puente, tenemos exactamente lo que nos merecemos. No hay vuelta, no hay salida.

Me dice lo que me dice porque yo le permito, pero yo me niego a merecer sus palabras de ira, entonces lo dejo una vez más. No habrá cuento que me haga volver a él en los siguientes meses.

Éste puente soy yo y no acepto a este suicida.

lunes, noviembre 27, 2017

Do not mess with me.

" A mi no me gusta la gente triste. Resolvé tus tristezas y me buscas después".

Recuerdo el vacío, recuerdo el miedo, mi única amiga en el mundo, cerraba de un portazo, toda mi esperanza.

La puerta era enorme, tan alta como el árbol más alto de la ciudad, la cerradura era exactamente eso, un cerradura que guardaba detrás un montón de vidas pausadas.
El silencio era todo.

Antes de la puerta, en un jardín hermoso y limpio, estaban los viejos, todos locos de tanto abandono, todos caminando raro por los pañales que no necesitaban. La flojera del abandono había ganado en el patio del frente.

Noventa días con la puerta cerrada por fuera, dos ventanas mínimas por donde el sol entraba como un rayo enceguecedor. Ningun espejo, ningún enchufe, ninguna visita, ninguna distracción. El tiempo era la única certeza que me quedaba. El tiempo futuro. Noventa días.

Leía, pero leía tan rápido que en los primeros diez días, ya no quedaba una sola letra no memorizada. Quedaban las sombras, dibujar las sombras en horas distintas, quedaba la luz y su sombra y las distintas horas, pero a los pocos días ya había dibujado todas las posibilidades y mi lápiz estaba casi desintegrado.

Entonces lo supe, no iba a salir nunca de ahí si no hacía justicia  y empezó el gran plan. Ella iba a escuchar exactamente las mismas palabras que iniciaron esta abismal caída. Ella iba a saber y yo iba a enseñarle.

...pero nada que esté bien hecho es inmediato. Pasaron meses y yo encontré el control. Fue un ajuste de cuentas, pero fue además el mayor acto de amor.

Le mostré que era posible, le di la posibilidad de sentir el amor en su más grande expresión, pero además le mostré que si el karma no existe, existo yo.

miércoles, noviembre 22, 2017

uno. dos. tres.

Hoy olvidé el nombre del condominio.
Creo que dije Géminis. El dijo Génesis.

La que contestó mi llamada era nueva, he tenido que explicarle todo.

Caos.

Esto empieza a ser inhumano.

Eterno

No, esto no es rabia. Lo que gatilla este abismo espiral no es la rabia.

Es el instante en que das un paso y desaparece el piso. Caes y la caída libre es un horror. Inevitable. Sin ninguna señal de advertencia. Sólo caes y no puedes hacer nada más que sentir miedo. Ningún final se asoma. Es la eternidad.

Entonces llega la rabia, como un río que a mi también me ahoga y a vos y a todos.
Por qué así? Tan violento. Tan absurdo y torpe.
Eso es todo.

La rabia profunda por no poder prevenir para evitar caer. Hasta querer que todo se acabe. Un golpe. La tierra.

El infierno. El miedo una y otra vez.

martes, noviembre 21, 2017

La rabia bomba, la rabia de muerte.

Es inevitable toda esta rabia.
Intento frenarla y me golpea.
Es implacable.

Soy consciente de ella, nada la apacigua, es muy pronto aún. Han pasado pocos días desde que sé de donde viene. Qué diferencia hace que no sea mia si soy yo la que la siente?

Cual es el límite? Habrá límite para la rabia? Habré llegado yo alguna vez ahi?

Tengo que deshacerme de esto. Pienso en las formas más extremas. Pienso en las consecuencias. Pienso en todos. No, no pienso en todos, no pienso en nadie. No tengo espacio. No escucho a nadie. No quiero escuchar.

Me enoja que no estés. No poder abrazarte hoy. Como si no supiera que hace 30 años que no te abrazo. Es tu cumple. Enciendo una vela. No estás. No ves la vela. Mi abrazo no llega a ti porque ya no existes. La rabia estalla.
Quiero abrazarte.

Voy a seguir repitiendo mi decisión. Voy a seguir dándote explicaciones que no te debo. No quiero sentir más miedo. Ya te he explicado, madre, yo tengo familia, familia que vos no entiendes ni aceptas, pero yo tengo familia. Quiero estar con ellos, aunque a veces no quiera. No quiero explicarte porqué, pero llegas y me acorralas. Me empujas contra todas las paredes, y tú la espada. 

No no quiero ir. Ni aqui ni allá. Nunca he querido. No quiero darte mi sangre. No quiero abrir mi boca ni quiero tragar. No quiero que me digas nada porque no te he preguntado nada... por qué no te callas?

Está todo bien?

Si, todo perfecto.

Cómo estas?

Muy bien. Muy bien.
Qué quieres de mi?
No tengo nada.  No quiero tener nada para darte. No quiero que quieras nada de mi.
No quiero que existas.

Te extraño.

La rabia el grito que se lleva el viento.


lunes, noviembre 20, 2017

Palabras

- Mamá, tengo la sensación
- Que sensación?
- Esta mamá, esta sensación.

Los días siguientes hicimos cuánto pudimos hacer juntos, para saber que era lo que quería decir cuando decía tener 'la sensación'. Íbamos caminando por la plaza y entonces las vió, las zapatillas de Assassins Creed en talla de niños.

- mamá, necesito tener esos zapatos. Son caros? Puedes comprarlos ahora?

- son caros. Puedo comprarlos la semana que viene.

- pero mamá, se van a terminar y no voy a poder tener nunca esas zapatillas!

- volvemos el lunes amor (era martes) , claro que van a tenerlas.

... silencio las cuatro  horas siguientes. Ni las papas gigantes de BK lograron una sonrisa.

- estás enojado?

- no mamá, pero tengo la sensación.

Entonces supe que era angustia la palabra que el aún no conocía, el sentimiento que lo dejaba preocupado y mudo.

miércoles, noviembre 15, 2017

Averno

El desafío fotográfico en facebook está tan jodido como las listas  y las hamburguesas comparativas en Twitter. Como un virus contagioso, las fotos en blanco y negro las editan en Insta y las postean antes, obvio. Luego facebook y sin ninguna vergüenza, suben la foto de mierda a twitter!

Están en todas partes, en todas las redes, esta  todo lleno de la imbecilidad repetitiva de esta tribu inconsciente de fanáticos. Click. Ya está. Ya dije. Soy gracioso. Soy político. Soy fotógrafo.  Yo ayudo. Yo tengo la razón. Estoy en la lista. Vos no. Yo sé. Vos no sabes nada.
Na-da.

Mientras tanto, los trans van perdiendo derechos. La coca va ganando hectáreas y el presidente ya ha adelantado el porcentaje con el ganará las siguientes elecciones (inmediatamente después de reírse en la cara de todos esos soldados de la verdad y del hueveo rotundo de este país)

Un accidente nos dejó mudos hace un año. Millones de consejos, condolencias y opiniones. Ayer se supo que Bolivia no mandó ni un solo documento a Brasil en ese tema.Punto. Dicen que por ahí los dueños no son realmente los dueños. Que capaz son venezolanos. Punto. Eso no importa. Es noticia vieja, 70 murieron hace ya casi un año. Ningún culpable. Silencio.

Joden con repostular al presi de todas las formas posibles e imposibles. Todo es una maldita campaña, pero no digas "nulo" porque no es democrático. No digas NO porque eres racista antipatriota discriminador y enemigo del proceso.

Pero las fotos en blanco y negro, las hamburguesas del payaso, los memes y las listas, inundando el planeta.

Todo se transforma en ruido. Todo se une en un ruido profundo y violento.

Ya casi no distingo tu voz.

El ruido es todo.

La eternidad existe y es horrible.

Yo no quería ser mamá, lo supe desde siempre y cuando tenía 12, la única certeza que tenía era que jamás tendría hijos. Tengo dos. Tengo cinco...

El embarazo es, hasta ahora, una de las experiencias mas angustiantes y horribles que he vivido. Dos veces solamente, por suerte. No lo volvería a hacer nunca. Por nada. Por nadie.

Yo no quería ser mamá y no sé explicar como pasó... pero ya están aqui, hace 18 años, hace 13 y hace 3.  Intento. Un día. 4 semanas.  Cien días. Mi vida entera intentando. No me va mal. Tengo hijos valientes, seguros, fuertes, claros. Voy bien. No me gusta, pero voy bien. No me gusta. Los amo. Odio ser mamá.

Tengo que escuchar historias largas que dan vueltas sobre sí mismas. Ir a reuniones a las que me da pánico entrar. Dos grupos de wa. Dos. No son tareas solamente, son mensajes de bienvenida a cada mes, bendiciones cada domingo. Insultos por las peleas de los hijos. Votaciones. Pesadillas.

Habrán comido?  Habrán cruzado la calle con cuidado? Les habrá gustado su fiesta de cumpleaños? Habran hecho sus tareas? Habré escuchado lo suficiente? Será que quieren jugo de leche con plátano? Tendrán miedo? Estarán enojados? Es eso tristeza?. No sé, no sé si quiero saber. No quiero saber. Necesito saber? Necesito saber. Tengo que saber.

Ese día. Eran las 6 am. La luz encendida y afuera oscuro. Ese día iba a convertirme en mamá. Ese día conocí el miedo real. El más profundo. El más largo e infinito. Era para siempre y yo nunca he sabido qué hacer con las cosas que son para siempre.

lunes, noviembre 13, 2017

No room

No me gusta el chat, en ninguna plataforma, ni siquiera para charlar con la gente que más amo y extraño. Durante toda la conversación, voy pensando en cómo llegar rápido al final. Qué decir. Cómo decir. No vistear, no vistear o escribir yo el final en la primera oración.

Con los años, el ruido se ha hecho más grande.  Apenas soporto a los peces, que no hacen nada, que no emiten ningún sonido, que no me miran ni me esperan. El ruido del chat, insistente y agobiante, a cualquier hora, en cualquier momento, al escribirme asumen que al leerlos, tengo la obligación de responder. Como si no fuera yo la dueña absoluta de todo lo que hago y dejo de hacer.

¿Por qué me visteas?

Porque no tengo nada que decirte.

La ofensa se hace inmensa y yo pierdo el derecho básico de elegir con quién hablar.

La luz verde en mi pantalla apagada, insiste y es cada vez más verde. Tengo que leer, no tengo que vistear. El círculo naranja, que lea, que lea. El ruido inmediato después de cada mensaje. Me insiste, me llama, me obliga, no de una, pero de todas las maneras.

Y como si eso no fuera suficiente, están las personas a las que dejo de mirar y de escuchar cuando suena el chat. Emputadas, obviamente y con razón. Lejanas. Y de pronto, invisibles, pero descomunalmente ruidosas, inevitablemente demandantes. Quejas. No estoy ni aquí ni allá y estoy en los dos lugares (mi peor pesadilla después de la ola gigante).

Y cuando parece que nada puede ser peor, suena el teléfono. Interrunpe la canción que escucho. Ruidoso como los platos y la licuadora.

Es mi mamá.

martes, octubre 24, 2017

No change.

A  mi lo que más me cuesta de los viajes son los cambios profundos de lo más rutinario. El color de un billete, las formas de hablar y de decir, la parada del bus, el norte sin montañas, la tierra que se acaba y caes.

Lo que mejor sabes de tu lugar es eso, sabes llegar, sabes comprar, sabes como encontrar el café, pero viajas y no sabes nada. Viajas y siempre es todo ajeno. Temporal. Yo quiero lo que no cambia. El mismo billete. La misma montaña. El mismo camino. La misma canción.

Que los cambios hacen bien. Que creces con ellos. Que creces en ellos. Que es importante cambiar. Por que? Entiendo que haya gente a la que le guste eso, pero es esa la ley para todos? Deben gustarme entonces? Y que hago si no?
Yo digo que no.

viernes, septiembre 22, 2017

Blanco inmundo.

No había pasado por mi mente hasta que un impulso tonto le ganó a la razón. A la mía. A la razón que pocas veces consigo.

La puerta abierta de par en par, las ventanas sin cortinas que guarden de mi lo que yo nunca he querido saber. Las luces encendidas todas, ninguna oscuridad escondiendo nada.

Y de golpe un mundo del que a mi no me interesaba saber, un mundo que ahora no puedo dejar de ver. Ajeno y confuso.

Ajeno. Confuso.

Ninguna traición,  ningún error, pero su hombre en todas partes tantos años después.

Dejo de mirar el piso, no reconozco nada. No soy capaz de encontrar el norte en ningún lugar.

Vuelvo a bajar la cabeza, esos zapatos son míos, solamente podrían ser míos. Esos son mis pies. Es así como suenan mis pasos. Esas huellas soy yo. Entonces intento mirar al frente otra vez. 

No reconozco nada, no me rindo.

Todo es blanco ahora, como si me hubiese sumergido en una inmensa piscina de leche,

me rindo.

Abro mis ojos tanto como puedo, todo blanco y brillante. Mis zapatos. Mis huellas. Mis pasos. Ya no están, ha desaparecido todo en esa leche espesa y asquerosa.

Busco mis manos y la marea blanca no me deja encontrarlas.

Busco un respiro. Uno solo. Un poquito de aire. Solo para no asfixiarme. Una máscara de oxígeno. Un globo para aspirar. El aire que dejé ayer en mis bolsillos.

Nada.

Firme y de frente, decía papá.
Firme y de frente.

Firme.

Tiembla todo en mi.
Las manos que no encuentro.
Las huellas que no están.
El aire que se niega a entrar.
Los pasos que ya no se dan.

No quiero. No puedo con su mirada.

No quiero.

Ni firme ni de frente.

domingo, julio 23, 2017

Mi poeta.

Uno que otro puede decir con pocas palabras, con las palabras necesarias, lo que yo apenas me atrevo a pensar, lo que apenas puedo imaginar.

Yo nunca sabría escoger las palabras.

Yo no podría.

Es que a veces, de tanto pensar una palabra y reperirla, esta pierde sentido y entonces pienso en dejar de usarla, busco otra forma de decir lo mismo y si no hay, intento olvidarla y al final no digo nada.

...pero están los que pueden, los que dicen y te salvan , los poetas que encuentro cuando te busco, cuando busco como llegar a ti con palabras.

viernes, julio 21, 2017

Miedo

Este momento es un momento de miedo, a estos minutos es a lo que más miedo le tengo. Ahora se hace grande todo. Las horas, me desoriento en las horas. Siento  tan  profundo, que darme cuenta de que son las 7 y no las 10, ha sido como retroceder 3 horas en el tiempo. Te extraño, entiendo, igual te extraño. No quiero retroceder, menos en el tiempo. No quiero moverme. La tierra tiembla y puedo sentirla. Quiero quedarme quieta.
Y que vengas.

martes, julio 11, 2017

La ducha.

Parecen horas, pero son apenas minutos,  los mismos  minutos que dura mi cigarro. Entre las líneas de agua encuentro las respuestas, "el agua que todo lo sabe" dice mi pa, el agua que todo lo limpia y aclara, pienso yo. Me muero de frío. Esa línea de agua helada no deja de meterse entre las gotas que hierven. Mejor lo bloqueo, da lo mismo si parece una cosa o su extremo opuesto, yo sé que asi es mejor. Debería explicarle que no es la licuadora, es que yo no quiero que lo engañen. No tendría que ser necesaria esta explicación, pero es, porque sin explicación entonces queda la idea mala de mi. Mejor no le cuento que yo sé. Mejor no le digo nada. Mejor espero a que le diga alguien. Mejor no opino nada. Que mi mamá no sea necesaria, que haga no más sus cosas. Ojala venga la señora, ojalá mejor no. Y si me he equivocado y la señora es mala? Ojalá no sea. Ojalá no tanto. Cae la gota que siempre termina con todo, la que apaga lo ultimito que queda de mi cigarro. Ahora el frío y yo en el mismo lugar que dejé antes de encender la ducha. La puerta y el miedo de la vida que me espera ahí afuera, el miedo y la vida cuando empiezan cada día.

Miedo II

Un cuerpo roto habita dentro del mío, dentro del cuerpo que hasta entonces había sido una máquina.

Eran mis ojos solamente, tapados, pegados, no me dejaban encontrar la luz para huir de ella. Se esforzaban y solo lograban encerrar formas difusas, como ellos no podían, mi cabeza se esforzaba más por ver y entonces el estallido, los restos de un sonido repetitivo, la luz  exagerada. El ruido y la luz blanca, el abismo que no me da tregua.

Las consecuencias de esa luz mezclada con una pasta amarilla y yo que nunca quiero dejar de ver. de mirarlo todo y memorizarlo. Era un aviso y no,  claro que no me estaba quedando ciega.

La solución rápida. La que nunca ayuda a resolver las cosas. Un río de lava  sube hasta mi garganta, hasta mis ojos, quema todo el sendero por el que ha decidido fluir. La lava, el fuego caliente y rojo deshaciendome por dentro. Era otra yo, soy otra desde el día ese de la tormenta de fuego. Lo que llevo por dentro ya no es rabia ni risa, no es cansancio ni dolor, ni soledad ni fiesta. Es fuego, ardiente y rojo. Tan vivo como yo muerta. Tan torpe como torpe soy yo cuando el río ataca.

El tubo delgado (segun ellos), inmenso y bruto (según yo)  entra y saca pedazos para las pruebas, pedazos para el basurero, pedazos para restarme, corta y pega, también con fuego. Me clavan los seguros que garantizan juntar lo que este río de fuego ha roto, lo que este río rojo ha partido en dos, pero nada tan roto se vuelve a juntar y entonces me lleno de pedazos por dentro y mi cuerpo no sabe qué hacer con ellos, pesan tanto como peso yo cuando me hace frío.

Es gris y es negro si quiere, es cemento  y es alquitrán también.  Y el gris y el negro y el cemento y el alquitran, tapan el lugar por donde se supone que yo respiro y solo entonces se junta todo con el miedo y vuelve la luz blanca con la que se inició todo esto.

La luz, el alquitran, la pasta amarilla, el gris y el cemento...todo se va con el agua. Menos yo que ahora soy  un fuego agonizante... yo que si me acerco al agua podría desaparecer, evaporarme.

Mis brazos firmes me alejan del hueco, mis brazos firmes me alejan del suelo, doy un paso y después otro. Liviana ya, los pedazos hacia algún río y yo a cuatro largos pasos de mi cama.

lunes, julio 10, 2017

Nunca me acostumbré al miedo.

Yo me acuerdo bien del día en que conocí el miedo, de manera  consciente y dolorosa digo.
Yo tenía unos 6 y mi amigo leandro me contó que nuestros papás se iban a morir y que no iban a volver nunca. nunca. que los que se morían también se iban para siempre. Yo no he podido volver de ese miedo.

pero  he ido conociendo sus niveles, los niveles a los que puede llegar este miedo mudo. Primero era un ruido. Una cosa inmensa. Una explosión. Luego fue  el ruido y después silencio. Todo rotundo. Todo en el mismo segundo. Repitiéndose por horas. El más profundo de todos los abismos y después el frío intenso y después la lluvia, por supuesto.

Hoy es la transpiración helada 3 veces al día, mi ropa mojada. Pegada a mí, mojada y pegada a mí. Mis zapatos mojados. El frío en todas partes. Durante tantas horas. Ruido y silencio, los dos violentos. Rápidos. Profundos.

un paso y de golpe el vacío, el infinito mismo a mis pies. Aspirandome como un agujero negro. Yo como la nada. yo la nada.

Yo en el centro exacto del miedo, del miedo a la nada.

Despierto a un sueño o me duermo.

martes, julio 04, 2017

Santos óleos.


El miki me enseñó un día que se podía hacer pintura con las yemas de los huevos, pero solo salía bien si a la yema le quitabas la membrana que la contiene y me enseñó a sacarla. Desde ese día le saco la membrana a las yemas que uso para pintar los panes y las empanadas.

Y he decidido que nunca voy a comentar ningún post que tenga que ver con política,

prefiero pintar.

viernes, febrero 24, 2017

El miedo. Parte III

Hace días que no me muevo, el vidrio que me contiene ha empezado a confundirse con la piel que me cubre. Encuentro mi reflejo en la luz que ha dejado entrar el último que ha abierto la puerta. No puedo moverme, pero siento sus ojos clavados en esta figura sin forma en la que se ha convertido mi vida, mi cuerpo.  Mi voz es el líquido que recorre el espacio entre el vidrio y yo, ya nadie me escucha, no me escucho yo.

No te muevas. Eso hago, hace tanto que no me muevo. Respiras? Supongo. Me escuchas? Te oigo.  No, no me escucha. Si, parece la iglesia, parece una ciudad entera, pero se mezcla con el bosque.

jueves, febrero 23, 2017

El último respiro

Que salte era la consigna, que no le tema al abismo, que nada es tan profundo ni tan eterno, que todos salimos de todo porque la vida es salir.

Pero nada era verdad, no he conocido antes abismo mas profundo y húmedo. Me han dicho que sienta el centro, como si no supieran que el centro es el ultimo lugar que existe, que debajo de eso no hay nada, que después de eso no existe nada.

El abismo es mi condena, todo en mi vida apunta a este lugar violento. Soy, desde siempre, parte del barro que rodea todo. Un día asfalto y un día piedra, pero jamás parte de ningún cielo. No veo mis manos, no puedo encontrarlas, no puedo agarrarme si no las tengo. Siento el vacío en todos mis pasos, no encuentro mis manos, no puedo aferrarme a nada. El vértigo y la turbulencia van cortando mi aire, el frío recorre partes de mi cuerpo de las que no tenía conciencia, el frío envuelto en un calor infernal, me asfixia, no encuentro mis manos, no encuentro piso para dar otro paso. Quedate quieta, me quedo. Me envuelvo en los hilos de mis recuerdos,  entro, no me muevo, un respiro, uno solo para convencerme de que voy a sobrevivir a este encierro. Quedate quieta, me quedo. Respira despacio, lento. Me mira, ojos negros, me mira, quedate quieta, cierra la tapa, me quedo.
No encuentro mis manos, me quedo.

martes, febrero 21, 2017

Gone

Son confusos los días, aunque estés o aunque no, me pierdo en instantes pensando que no estás, que quiero mostrarte lo que veo, que quiero que escuches lo que me conmueve. Y de pronto giro a buscarte y tu sonrisa me confirma lo cerca que te tengo de mi y después giro una vez más y ya no te veo. Me muevo a la misma velocidad que se mueve la tierra, ese es mi secreto, todo es instantáneo  y aunque vuelvas al mismo lugar, nunca más es el mismo. Y aunque llegue a lugares nuevos cada minuto, a lugares inmensos...mi única esperanza es volver a encontrarte.

...pero tu has dejado de mirarme y mi única esperanza, entonces, es poder dejar de buscarte.

Lunes

Puedo escuchar la vibración en mi cabeza,  todo chocándose con todo, todo golpes y cuchillas y hielo con limón. No siento dolor.  El ruido detiene todo. El ruido se transforma en todo o todo, de pronto es ruido. Todas las fotos todas las imágenes no fotografiadas, todas las voces juntas, que si digo o parece que quise decir. No, ningún problema y en todo este caos, yo no puedo dejar de pensarte. Es lunes y es febrero.