jueves, noviembre 30, 2017

No así.

"Cada puente tiene al suicida que merece"

Lo leí dos, tres, cuatro veces. Deje el libro amarillo donde lo había encontrado, en la barra del café conocido por esconder secretos.

Salgo y leo en la pared del frente: "Mi voto vale" (dic 30). Intento dejar de leer, no puedo, está ahí donde miro siempre. Enciendo un cigarro, tengo la manía de no dejar de mirar el humo mientras fumo, entonces dejo de mirar a la pared. Mi cigarro desaparece... vuelvo a la barra.
No voy a leer lo que no quiero leer.

Todos, hasta el puente, tenemos exactamente lo que nos merecemos. No hay vuelta, no hay salida.

Me dice lo que me dice porque yo le permito, pero yo me niego a merecer sus palabras de ira, entonces lo dejo una vez más. No habrá cuento que me haga volver a él en los siguientes meses.

Éste puente soy yo y no acepto a este suicida.

lunes, noviembre 27, 2017

Do not mess with me.

" A mi no me gusta la gente triste. Resolvé tus tristezas y me buscas después".

Recuerdo el vacío, recuerdo el miedo, mi única amiga en el mundo, cerraba de un portazo, toda mi esperanza.

La puerta era enorme, tan alta como el árbol más alto de la ciudad, la cerradura era exactamente eso, un cerradura que guardaba detrás un montón de vidas pausadas.
El silencio era todo.

Antes de la puerta, en un jardín hermoso y limpio, estaban los viejos, todos locos de tanto abandono, todos caminando raro por los pañales que no necesitaban. La flojera del abandono había ganado en el patio del frente.

Noventa días con la puerta cerrada por fuera, dos ventanas mínimas por donde el sol entraba como un rayo enceguecedor. Ningun espejo, ningún enchufe, ninguna visita, ninguna distracción. El tiempo era la única certeza que me quedaba. El tiempo futuro. Noventa días.

Leía, pero leía tan rápido que en los primeros diez días, ya no quedaba una sola letra no memorizada. Quedaban las sombras, dibujar las sombras en horas distintas, quedaba la luz y su sombra y las distintas horas, pero a los pocos días ya había dibujado todas las posibilidades y mi lápiz estaba casi desintegrado.

Entonces lo supe, no iba a salir nunca de ahí si no hacía justicia  y empezó el gran plan. Ella iba a escuchar exactamente las mismas palabras que iniciaron esta abismal caída. Ella iba a saber y yo iba a enseñarle.

...pero nada que esté bien hecho es inmediato. Pasaron meses y yo encontré el control. Fue un ajuste de cuentas, pero fue además el mayor acto de amor.

Le mostré que era posible, le di la posibilidad de sentir el amor en su más grande expresión, pero además le mostré que si el karma no existe, existo yo.

miércoles, noviembre 22, 2017

uno. dos. tres.

Hoy olvidé el nombre del condominio.
Creo que dije Géminis. El dijo Génesis.

La que contestó mi llamada era nueva, he tenido que explicarle todo.

Caos.

Esto empieza a ser inhumano.

Eterno

No, esto no es rabia. Lo que gatilla este abismo espiral no es la rabia.

Es el instante en que das un paso y desaparece el piso. Caes y la caída libre es un horror. Inevitable. Sin ninguna señal de advertencia. Sólo caes y no puedes hacer nada más que sentir miedo. Ningún final se asoma. Es la eternidad.

Entonces llega la rabia, como un río que a mi también me ahoga y a vos y a todos.
Por qué así? Tan violento. Tan absurdo y torpe.
Eso es todo.

La rabia profunda por no poder prevenir para evitar caer. Hasta querer que todo se acabe. Un golpe. La tierra.

El infierno. El miedo una y otra vez.

martes, noviembre 21, 2017

La rabia bomba, la rabia de muerte.

Es inevitable toda esta rabia.
Intento frenarla y me golpea.
Es implacable.

Soy consciente de ella, nada la apacigua, es muy pronto aún. Han pasado pocos días desde que sé de donde viene. Qué diferencia hace que no sea mia si soy yo la que la siente?

Cual es el límite? Habrá límite para la rabia? Habré llegado yo alguna vez ahi?

Tengo que deshacerme de esto. Pienso en las formas más extremas. Pienso en las consecuencias. Pienso en todos. No, no pienso en todos, no pienso en nadie. No tengo espacio. No escucho a nadie. No quiero escuchar.

Me enoja que no estés. No poder abrazarte hoy. Como si no supiera que hace 30 años que no te abrazo. Es tu cumple. Enciendo una vela. No estás. No ves la vela. Mi abrazo no llega a ti porque ya no existes. La rabia estalla.
Quiero abrazarte.

Voy a seguir repitiendo mi decisión. Voy a seguir dándote explicaciones que no te debo. No quiero sentir más miedo. Ya te he explicado, madre, yo tengo familia, familia que vos no entiendes ni aceptas, pero yo tengo familia. Quiero estar con ellos, aunque a veces no quiera. No quiero explicarte porqué, pero llegas y me acorralas. Me empujas contra todas las paredes, y tú la espada. 

No no quiero ir. Ni aqui ni allá. Nunca he querido. No quiero darte mi sangre. No quiero abrir mi boca ni quiero tragar. No quiero que me digas nada porque no te he preguntado nada... por qué no te callas?

Está todo bien?

Si, todo perfecto.

Cómo estas?

Muy bien. Muy bien.
Qué quieres de mi?
No tengo nada.  No quiero tener nada para darte. No quiero que quieras nada de mi.
No quiero que existas.

Te extraño.

La rabia el grito que se lleva el viento.


lunes, noviembre 20, 2017

Palabras

- Mamá, tengo la sensación
- Que sensación?
- Esta mamá, esta sensación.

Los días siguientes hicimos cuánto pudimos hacer juntos, para saber que era lo que quería decir cuando decía tener 'la sensación'. Íbamos caminando por la plaza y entonces las vió, las zapatillas de Assassins Creed en talla de niños.

- mamá, necesito tener esos zapatos. Son caros? Puedes comprarlos ahora?

- son caros. Puedo comprarlos la semana que viene.

- pero mamá, se van a terminar y no voy a poder tener nunca esas zapatillas!

- volvemos el lunes amor (era martes) , claro que van a tenerlas.

... silencio las cuatro  horas siguientes. Ni las papas gigantes de BK lograron una sonrisa.

- estás enojado?

- no mamá, pero tengo la sensación.

Entonces supe que era angustia la palabra que el aún no conocía, el sentimiento que lo dejaba preocupado y mudo.

miércoles, noviembre 15, 2017

Averno

El desafío fotográfico en facebook está tan jodido como las listas  y las hamburguesas comparativas en Twitter. Como un virus contagioso, las fotos en blanco y negro las editan en Insta y las postean antes, obvio. Luego facebook y sin ninguna vergüenza, suben la foto de mierda a twitter!

Están en todas partes, en todas las redes, esta  todo lleno de la imbecilidad repetitiva de esta tribu inconsciente de fanáticos. Click. Ya está. Ya dije. Soy gracioso. Soy político. Soy fotógrafo.  Yo ayudo. Yo tengo la razón. Estoy en la lista. Vos no. Yo sé. Vos no sabes nada.
Na-da.

Mientras tanto, los trans van perdiendo derechos. La coca va ganando hectáreas y el presidente ya ha adelantado el porcentaje con el ganará las siguientes elecciones (inmediatamente después de reírse en la cara de todos esos soldados de la verdad y del hueveo rotundo de este país)

Un accidente nos dejó mudos hace un año. Millones de consejos, condolencias y opiniones. Ayer se supo que Bolivia no mandó ni un solo documento a Brasil en ese tema.Punto. Dicen que por ahí los dueños no son realmente los dueños. Que capaz son venezolanos. Punto. Eso no importa. Es noticia vieja, 70 murieron hace ya casi un año. Ningún culpable. Silencio.

Joden con repostular al presi de todas las formas posibles e imposibles. Todo es una maldita campaña, pero no digas "nulo" porque no es democrático. No digas NO porque eres racista antipatriota discriminador y enemigo del proceso.

Pero las fotos en blanco y negro, las hamburguesas del payaso, los memes y las listas, inundando el planeta.

Todo se transforma en ruido. Todo se une en un ruido profundo y violento.

Ya casi no distingo tu voz.

El ruido es todo.

La eternidad existe y es horrible.

Yo no quería ser mamá, lo supe desde siempre y cuando tenía 12, la única certeza que tenía era que jamás tendría hijos. Tengo dos. Tengo cinco...

El embarazo es, hasta ahora, una de las experiencias mas angustiantes y horribles que he vivido. Dos veces solamente, por suerte. No lo volvería a hacer nunca. Por nada. Por nadie.

Yo no quería ser mamá y no sé explicar como pasó... pero ya están aqui, hace 18 años, hace 13 y hace 3.  Intento. Un día. 4 semanas.  Cien días. Mi vida entera intentando. No me va mal. Tengo hijos valientes, seguros, fuertes, claros. Voy bien. No me gusta, pero voy bien. No me gusta. Los amo. Odio ser mamá.

Tengo que escuchar historias largas que dan vueltas sobre sí mismas. Ir a reuniones a las que me da pánico entrar. Dos grupos de wa. Dos. No son tareas solamente, son mensajes de bienvenida a cada mes, bendiciones cada domingo. Insultos por las peleas de los hijos. Votaciones. Pesadillas.

Habrán comido?  Habrán cruzado la calle con cuidado? Les habrá gustado su fiesta de cumpleaños? Habran hecho sus tareas? Habré escuchado lo suficiente? Será que quieren jugo de leche con plátano? Tendrán miedo? Estarán enojados? Es eso tristeza?. No sé, no sé si quiero saber. No quiero saber. Necesito saber? Necesito saber. Tengo que saber.

Ese día. Eran las 6 am. La luz encendida y afuera oscuro. Ese día iba a convertirme en mamá. Ese día conocí el miedo real. El más profundo. El más largo e infinito. Era para siempre y yo nunca he sabido qué hacer con las cosas que son para siempre.

lunes, noviembre 13, 2017

No room

No me gusta el chat, en ninguna plataforma, ni siquiera para charlar con la gente que más amo y extraño. Durante toda la conversación, voy pensando en cómo llegar rápido al final. Qué decir. Cómo decir. No vistear, no vistear o escribir yo el final en la primera oración.

Con los años, el ruido se ha hecho más grande.  Apenas soporto a los peces, que no hacen nada, que no emiten ningún sonido, que no me miran ni me esperan. El ruido del chat, insistente y agobiante, a cualquier hora, en cualquier momento, al escribirme asumen que al leerlos, tengo la obligación de responder. Como si no fuera yo la dueña absoluta de todo lo que hago y dejo de hacer.

¿Por qué me visteas?

Porque no tengo nada que decirte.

La ofensa se hace inmensa y yo pierdo el derecho básico de elegir con quién hablar.

La luz verde en mi pantalla apagada, insiste y es cada vez más verde. Tengo que leer, no tengo que vistear. El círculo naranja, que lea, que lea. El ruido inmediato después de cada mensaje. Me insiste, me llama, me obliga, no de una, pero de todas las maneras.

Y como si eso no fuera suficiente, están las personas a las que dejo de mirar y de escuchar cuando suena el chat. Emputadas, obviamente y con razón. Lejanas. Y de pronto, invisibles, pero descomunalmente ruidosas, inevitablemente demandantes. Quejas. No estoy ni aquí ni allá y estoy en los dos lugares (mi peor pesadilla después de la ola gigante).

Y cuando parece que nada puede ser peor, suena el teléfono. Interrunpe la canción que escucho. Ruidoso como los platos y la licuadora.

Es mi mamá.