jueves, noviembre 30, 2017

No así.

"Cada puente tiene al suicida que merece"

Lo leí dos, tres, cuatro veces. Deje el libro amarillo donde lo había encontrado, en la barra del café conocido por esconder secretos.

Salgo y leo en la pared del frente: "Mi voto vale" (dic 30). Intento dejar de leer, no puedo, está ahí donde miro siempre. Enciendo un cigarro, tengo la manía de no dejar de mirar el humo mientras fumo, entonces dejo de mirar a la pared. Mi cigarro desaparece... vuelvo a la barra.
No voy a leer lo que no quiero leer.

Todos, hasta el puente, tenemos exactamente lo que nos merecemos. No hay vuelta, no hay salida.

Me dice lo que me dice porque yo le permito, pero yo me niego a merecer sus palabras de ira, entonces lo dejo una vez más. No habrá cuento que me haga volver a él en los siguientes meses.

Éste puente soy yo y no acepto a este suicida.

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