martes, noviembre 21, 2017

La rabia bomba, la rabia de muerte.

Es inevitable toda esta rabia.
Intento frenarla y me golpea.
Es implacable.

Soy consciente de ella, nada la apacigua, es muy pronto aún. Han pasado pocos días desde que sé de donde viene. Qué diferencia hace que no sea mia si soy yo la que la siente?

Cual es el límite? Habrá límite para la rabia? Habré llegado yo alguna vez ahi?

Tengo que deshacerme de esto. Pienso en las formas más extremas. Pienso en las consecuencias. Pienso en todos. No, no pienso en todos, no pienso en nadie. No tengo espacio. No escucho a nadie. No quiero escuchar.

Me enoja que no estés. No poder abrazarte hoy. Como si no supiera que hace 30 años que no te abrazo. Es tu cumple. Enciendo una vela. No estás. No ves la vela. Mi abrazo no llega a ti porque ya no existes. La rabia estalla.
Quiero abrazarte.

Voy a seguir repitiendo mi decisión. Voy a seguir dándote explicaciones que no te debo. No quiero sentir más miedo. Ya te he explicado, madre, yo tengo familia, familia que vos no entiendes ni aceptas, pero yo tengo familia. Quiero estar con ellos, aunque a veces no quiera. No quiero explicarte porqué, pero llegas y me acorralas. Me empujas contra todas las paredes, y tú la espada. 

No no quiero ir. Ni aqui ni allá. Nunca he querido. No quiero darte mi sangre. No quiero abrir mi boca ni quiero tragar. No quiero que me digas nada porque no te he preguntado nada... por qué no te callas?

Está todo bien?

Si, todo perfecto.

Cómo estas?

Muy bien. Muy bien.
Qué quieres de mi?
No tengo nada.  No quiero tener nada para darte. No quiero que quieras nada de mi.
No quiero que existas.

Te extraño.

La rabia el grito que se lleva el viento.


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