jueves, febrero 01, 2018

Fin.

Luces, por fin las luces, por fin las montañas. Aquí todo parece seguro. Nos esperan en la terminal de vuelos nacionales.

El duende vive en otra casa, no es más mio. No vivimos en la misma casa. Mis hijos viven con su abuela. Estamos jodidos. Me quedo en la esquina de la 8. Mi hijo se va con mi madre. A su casa.

Despierto en la mitad exacta de la noche. No reconozco la ventana ni el frío. Todo es confuso. No existe forma de que ella me encuentre. He cambiado mi número. Duermo en un sillón.

Es febrero. Han pasado dos meses. Quizás ya puedo salir. Quizás ya puedo ir al café. Suena el timbre. Suena dos veces. Es ella. Estoy profundamente atrapada.

- Que haces aqui? Cuando saliste? Como me has encontrado?

- Le dije a Dani que si no pagaba mis pasajes, lo dejo y me llevo a los niños.

Todo es tan raro que dudo si es real o no. Quizás llegué cansada anoche. Quizás sigo soñando. Un dia. Dos días. Tres. No me dice nada. Sabe que no voy a volver, pero tampoco siento que ella piense irse. Estoy atrapada en el lugar más seguro del mundo.

Despierta temprano. Duerme en mi cama. Está lista para ir conmigo al café. Se sienta en mi mesa sin que yo le diga cual es. Se sienta al frente de mi silla. Ha memorizado todos mis pasos. No tengo salida.

Me pide la compu para mandar un mail. Abre el gmail y mi correo está abierto. Abre un correo de Dani. Veo la ira en su mirada. Lee dos, tres veces. Lo cierra. Abre los otros correos de Dani. Su ira es inmensa. Cierra mi compu y me mira. Y??? Pregunta. Cuando pensabas contarme que Dani te amenaza con quitarme a mis hijos si vuelves a verme??? No sale de mi ni una sola palabra. Mi cuerpo tiembla y siento fuego por dentro. Si esto no termina ahora, siento que voy a dejar de respirar.

Subimos al aeropuerto en taxi. Todo el camino me interroga. Me pregunta. Quiere explicaciones que no tengo. Que quizás ya he olvidado. Faltan 2 horas para su vuelo. La veo entrar a pre embarque. Siento que me he salvado. Que ahora todo volvera a la normalidad de esta ciudad atrapada entre las luces. Estoy a salvo.

Dos horas después, mi teléfono suena. Esta vez no son tres veces. Suena unas 50. Es Dani.

- Que le has dicho? Qué le has contado? Me ha echado de la casa. Ha tirado todas mis cosas a la calle. Dice que no volveré a ver a los niños. Yo te advertií, si yo pierdo a mi familia, tu pierdes a la tuya.



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