Hoy me compré una chompa cerrada; la última fue esa café que sigo teniendo por puro amor al recuerdo, pero ya no me la puedo poner. Debe tener unos 15 años y me la he puesto un millón de veces.
La Clau me regaló ayer su chompa verde, con 5 botones.
La misma chompa verde que tengo yo, pero de otro tamaño y con todos los botones.
Las compramos juntas en Chile, esa vez que fuimos entre el golpe y la pandemia.
Como millonarias, jaja.
Hoy me compré dos chompas verdes pero cerradas, sin botones. Mientras pagaba me veía desde afuera, como si yo tuviera otro cuerpo.
Sentí un amor inmenso; descubrí que me gusta mirarme de lejos.
Ya me había dicho mi papá que si un día me sentía perdida, me alejara rápido del centro y buscara un lugar que me permita mirar todo de lejos, para recuperar la perspectiva.
Quizás así consigo mirarme tal cual soy, porque al final todos somos lo que miran los que nos miran. Lo demás solo son nuestras intenciones.
La claridad es una fuerza silenciosa que saca del camino lo que estorba.
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