martes, diciembre 09, 2025

El eco del silencio

Hace unos días apenas.

O quizás ya sean algunas semanas.


Recién ha dejado de hablarme,

y por lo visto también de contestarme

si es que yo le escribo.


Así se supone que debía ser desde el principio,

pero fue distinto.

Hasta pensé que éramos incapaces de estar separadas.


Habíamos sido, pero.


Ahora sí su voz deja de sonar en mi cabeza.

No soy capaz de recordar lo que me decía,

ni las cosas lindas ni las otras.


La extraño.

Extraño saber que estaba en mi vida,

extraño sus llegadas al café,

mirar por la puerta justo cuando estaba por cruzar la avenida.

Extraño su llamada de las once.


Recién ahora sé con certeza

las cosas que extraño de ella,

las que no van a pasar,

los ríos que no vamos a cruzar.


Recién está pasando todo.


No soporto la idea de atravesar

la partida de mi hijo.

No soporto imaginar el silencio,

el orden enfermizo de las cosas congeladas por las ausencias.


El refri lleno de botellas de agua

y de comida para el perro.

El lavaplatos limpio

y todos los platos guardados.

(Qué condena.)


Se va mi hijo

y quedo condenada al silencio,

al ronquido del perro.


Justo ahora

que tú ya no estás conmigo.

Andar

 De lejos es apenas una luz amarilla que brota del cemento. 

Doy un paso más, y mis ojos adivinan las hojas verdes y el suelo más profundo que la sostiene.


Ahí estoy, mirando desde arriba, con toda la sorpresa posible. 

Es un mundo entero eso que, de lejos, parecía solo una flor brotando del cemento.


La vida está en nuestros caminos, en nuestros pasos erráticos, en esos ánimos tristes que nos obligan a mirar el suelo. 

En los vacíos que nos obligan a la belleza.

En nuestras miradas perdidas, buscando apenas una luz amarilla.



miércoles, diciembre 03, 2025

El vacío es un lugar común

Esto es exactamente lo mejor que puedo hacer siendo yo quien resulte ser.

Todas las cosas que me pasan, 
pasan a través mi,
atraviesan mi piel,
pasan por mis músculos,
se mezclan con mi sangre, 
suben con furia a mi cabeza,
se desplazan por mis huesos. 

Cuando entran y cuando salen de mi,

No soy físicamente capaz de retenerlas.

Si me atreviesa un sentimiento, 
un instante, 
un recuerdo, 
necesito ponerle palabras, necesito que exista para poder deshacerme de el. 
Necesito que tenga una imágen
Necesito que exista, que se lea, que se mire, que se sienta.

Aún así, no puedo evitar que me atraviece, no puedo detener eso que pasa cuando pasa.

Como si en algún lugar del camino habría perdido la capacidad de cubrirme, 
de cubrir mi cuerpo.

Cuando las cosas están por suceder, suceden.
Se ponga quien se ponga.




No es a la costa, es al fondo.

Nunca —en mi memoria— he querido viajar sola.

No le encontraba ningún sentido.


Miras la maravilla, ¿y con quién la miras?
¿Acaso existe si la miras sola?


El llamado viene desde muy dentro.

El estruendo de las olas habita en mi memoria.

—La arena en mi nariz,

El agua salada en mi garganta—


Es inevitable.


El mar me llama.

Insiste en mis sueños.

En los instantes de miedo.


Me llama el sonido de las olas, una detrás de otra,

y después otra.

El sonido del viento.

Las gaviotas.


Voy a mirarlo de frente.


Voy a saber qué es lo que él quiere conmigo.

Qué es lo que quiere de mí.



viernes, noviembre 28, 2025

Siempre fui bosque

Una vez mi papá dijo que la gente triste  se vestía con ropa negra o se vestían de muchos colores.

Nunca quise ser una persona triste, entonces alejé de mi la ropa negra y la ropa de colores.

Me transforme en un lienzo de tierra y de árboles, decidí ser un bosque. 

Después supe, 

los árboles florecen y dan frutos (siempre de colores). Y sumé rojos y verdes y azules y amarillos, pequeños, importantes y hermosos.

Y así fue mi vida para mi, fui un árbol en todos los espejos, un árbol en medio de un bosque, con las flores y  los frutos más coloridos. 

En todos los reflejos.


Hasta hace un año. 

El negro fue mi única opción, era lo único que acompañaba mi sentir. Y fueron pasando los meses y no sé cómo, pero volví a ser un bosque, con el fondo negro de los humedales y de las noches más oscuras, 

Con frutos. 

Y con flores de colores.



miércoles, noviembre 26, 2025

In memoriam

De pronto, la distancia que parecía solo física se ha hecho real.

Se ha metido entre los fragmentos de mi memoria, alejando los recuerdos hasta volverlos inalcanzables.


Dejado de alcanzar no es lo mismo que inalcanzable.


Yo jamás había tenido que olvidar a nadie para poder seguir viva.

He fracasado, claro: no pasa un día sin que piense en ella.

Pero ahora, cuando la pienso, los recuerdos más lindos desaparecen antes de terminar de aparecer.

Se esfuman.

Igual que el humo del café.


Va desapareciendo de mis sentidos la suavidad de sus manos,

el tono de su voz —a veces dulce, a veces enojado, a veces quebrado—.


Queda apenas lo esencial:

lo que pasó cada día de esos tantos años.


Lo más terrible.

Su cuerpo en mi abrazo.

—Lo más terrible—

Su risa encantadora.

Su sonrisa.

Su enojo. 


Me quedan pocas cosas.


En lo más profundo de mi memoria.



lunes, noviembre 24, 2025

El lado oscuro de la oscuridad

Estaba aislada.

Como si todo lo que existe, existiera por fuera de mí. 


Inalcanzable.

Yo. 

Todo los demás 


Tenía que vaciarme.

Agotar todo el combustible posible,

todo al límite de mi fuerza.

No podía ser de otra manera.


La cosa es que después se queda.

No se va del todo.


A mi cuerpo le encanta el descanso, la calma.


72 horas.

Solo eso: un montón de horas

y apenas el 0.82% de un año.


Una puerta casi instantánea.


Para sentir.

Para mirar.

Para escuchar.

Para seguir.


Tenía que vaciarme de todo.

Del líquido.

Del oxígeno.

Del miedo.

De todo.


En la furia de un día normal en esta ciudad.

Sin ninguna pausa.

Con todos los ruidos.

Con cientos de voces.

Con tantas cosas que hacer.


Todo normal y yo atravesando el tiempo infinito.


No podía ser de otra manera.


miércoles, noviembre 19, 2025

Puedes borrar la palabra, pero no la historia

Escribe poco. Antes escribía todo el tiempo, pero ahora escribe poco.

Y cuando escribe, casi no dice nada.

Habla de los quince años que vivió en La Paz, de los meses, de los días, de las horas.


Pasamos juntas once de esos quince.

Pero no me nombra.

No dice una sola palabra que se refiera a mí o a nuestro tiempo juntas.


Viajamos.

Nos amamos.

Compartimos amigos.

Pero no me nombra.


Está poniendo palabras sueltas encima de nuestra historia.

Ve mis fotos.

Me manda corazones.

Me abraza.

Me dice que me quiere.

Que está a una llamada de mí.

Pero no me nombra.


No me nombres si no quieres.

Pero ni tu silencio podrá sacarme de tu memoria.


Me tienes tatuada en tu brazo izquierdo.

Tienes mi forma de mirar grabada en ti retina.

El olor de café, en cualquier parte del mundo.

El humo de cualquier cigarrillo.

La risa de cualquier niño.


Puedes borrar la palabra, pero no muestra historia.

sábado, noviembre 15, 2025

The gift

Es exactamente así como se detiene el tiempo.

Con un mínimo sobresalto, todo para.

Una cámara lenta que apenas avanza.


El pájaro deja de ser el centro.

En ese instante aparecen las cosas que nunca vemos:

las partículas del viento empujando a las partículas de nube,

la luz en su sitio.


El sonido.

La voz de las ballenas.


Todo en el mismo punto.

Un clic.

Lo vivido.

Lo que viene.


Toda mi memoria atrapada en un segundo


—¿Qué pasa en ese segundo?—

Depende del segundo.


A veces es sólo un pájaro. Entonces pasa una foto.

A veces es un abrazo que me sostiene y al mismo tiempo me parte por la mitad 

la sangre de ella rozando la mía,


el temblor


En el segundo exacto en que un pájaro vuela y yo atrapo su vuelo.



jueves, noviembre 13, 2025

Mírate, la imagen eres tú

Hoy me compré una chompa cerrada; la última fue esa café que sigo teniendo por puro amor al recuerdo, pero ya no me la puedo poner. Debe tener unos 15 años y me la he puesto un millón de veces.

La Clau me regaló ayer su chompa verde, con 5 botones.

La misma chompa verde que tengo yo, pero de otro tamaño y con todos los botones.

Las compramos juntas en Chile, esa vez que fuimos entre el golpe y la pandemia.

Como millonarias, jaja.


Hoy me compré dos chompas verdes pero cerradas, sin botones. Mientras pagaba me veía desde afuera, como si yo tuviera otro cuerpo.

Sentí un amor inmenso; descubrí que me gusta mirarme de lejos.

Ya me había dicho mi papá que si un día me sentía perdida, me alejara rápido del centro y buscara un lugar que me permita mirar todo de lejos, para recuperar la perspectiva.


Quizás así consigo mirarme tal cual soy, porque al final todos somos lo que miran los que nos miran. Lo demás solo son nuestras intenciones.

La claridad es una fuerza silenciosa que saca del camino lo que estorba.