Nunca —en mi memoria— he querido viajar sola.
No le encontraba ningún sentido.
Miras la maravilla, ¿y con quién la miras?
¿Acaso existe si la miras sola?
El llamado viene desde muy dentro.
El estruendo de las olas habita en mi memoria.
—La arena en mi nariz,
El agua salada en mi garganta—
Es inevitable.
El mar me llama.
Insiste en mis sueños.
En los instantes de miedo.
Me llama el sonido de las olas, una detrás de otra,
y después otra.
El sonido del viento.
Las gaviotas.
Voy a mirarlo de frente.
Voy a saber qué es lo que él quiere conmigo.
Qué es lo que quiere de mí.
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