viernes, septiembre 29, 2023

Vivo entre mis muertos






No tenía 12, tenía 10 años.

No era el 87, era el 85.

Fue la primera vez que sabía de un muerto, sin explicaciones ni cuidados, tu amigo se suicidó, se dio un tiro en la cabeza con un rifle, el rifle era largo, entró por la sien y salió por un ojo. Dejó cartas, a su mamá, a sus hermanos. 

Y a mi?

No, a ti no.

La cama esta igual, la sangre que cubre el pis de los años en el colchón. Cubrecamas naranja. Cortinas rojas. El no dormía solo, eran muchos, el dormía con su hermana, 2 años mayor que el on2 años menor, ya no sé.

Mi papá entonces me dijo" no llores, tenia 15 o 16, es verdad, pero uno realmente muere cuando es olvidado. No lo olvides.

No dejes que se muera para siempre"

Un año después murió mi abuelo. El 86 murió mi abuelo, en octubre. Fui de todas formas a pasar la navidad allá. mi abuelo ya se tenía que morir, no se interrumpía nada, había dejado todos los regalos.

En Enero cumplí 12 años, entonces llegó la carta de mi papá, quería el divorcio. Ese año nos fuimos a vivir al frente del rio, ahí donde pasaron tantas cosas. Mi hermano menor aplastó un sapo con su pie descalzo, mi hermano del medio casi se voló un dedo con un matasuegras. Yo empecé a usar desodorante y toallas higiénicas. 

Se acercaba Octubre otra vez, nos quedamos a pasar la navidad en cocha, al frente del rio, con mi abuela viuda que había llegado a estar con nosotros, porque se había muerto mi abuelo. 

Enero seguía, mi papa tenía cáncer y su mamá también. Mi abuela duró apenas unos meses, murió en enero, murió en enero, 9 dias después de mi cumpleaños número 13, murió adormecida gracias al amor de mi papá, durmió con morfina y no volvio a despertar, antes de morirse me enseñó a fumar y a hacer crucigramas. Tenía 59 años. Era Enero de 1988.

Sabía que si la olvidaba, entonces ella se iba a morir de verdad, no la olvide nunca, ni un solo día, mi relación con ella había sido interrumpida por la muerte, entonces decidí tenerla siempre conmigo, contruir una relación con una muerta. Un día fuimos a tomar un café, la escuché y miré su mano, estaba muerta, su mano podrida. 

Ya se cómo

Unos días espués hice lo mismo con mi amigo, no tenía fotos suyas, entonces conseguí una foto X y le puse su nombre, no tenía una carta dirigida a mi, entonces escribí una carta y la guarde durante años. Y durante años les hable a todos de mi amigo, de los cigarros que fumaba (ahora que era más grande), de la música que escuchaba, de su pelo enrulado con químicos, de su bici dorada.

Si lo olvidas se muere.

No podía dejar que se muera, tenía 16 años, la vida le debía un montón, decidi tenerlo vivo mientras yo tenga vida. Igual con mi abuela, decidí que ella viva en mi porque me parecia justo. Eran jóvenes. No podían morirse tan rápido.

Ese mismo año, el año que fui al entierro de mi abuela con un traje morado, ese mismo año cambio todo. Entonces supe de el, Alberto, se llamaba, Alberto, y cuando yo tenía 13 (el 88) el tenía 16 años, ya no era más mi amigo, ahora era el novio de mi mamá (33años). Entonces aparté mi cuerpo del placer, para siempre.

Mi mamá: se murió tu amigo, se suicidó. Ahora, este amigo nuevo, ya no es más tu amigo, ahora es mio

Llegaron otras muertes, si eran viejos (como mi tío julio) todo bien, iba al velorio y luego volvía a mi casa tranquila, era viejo, ya había vivido, la muerte no interrumpió su vida, la muerte lo salvó de esa vida infame. 

Eso fue todo.

Ahora, me persigue eso, si lo olvidas, se muere de verdad y si tiene 30 años, si tiene 25, si tiene 35... sus vidas interrumpidas por la muerte, entonces asumo el deber de darles un poco más de vida en mi mente, en mi cabeza. Miro sus fotos, los conozco mejor, conozco a sus hijos, a sus viudas y a sus viudos, pero después, cuando ya están muertos.

Tengo más relación con los muertos que con los vivos, por eso la muerte me habla, me dice, hoy es el día, di algo, hoy es el día.

Me tapo los oídos, no la quiero escuchar, si la ignoro, seguro no pasa nada, pienso en silencio, entonces pasa, entonces se mueren, entonces pienso, yo sabía, yo sabía, la misma muerte vino a avisarme. Yo sabía.

Casi siempre sé.

A veces le cuento a alguien 

 A veces no.

Pero siempre, todas las veces me siento culpable, entonces, vivo por ellos. Aunque sea un día o dos. 


Vivo entre mis muertos

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