miércoles, abril 24, 2024

The sound of silence

Es cómo ese aparato negro que metes al inodoro para destrancarlo, es ese sonido exactamente el que escucho en mi oído izquierdo. Como algo que se tapa, se destapa, se tapa otra vez, pero por encima de eso, después se destapa pero en un espacio tapado, más difícil de explicar que la misma sensación.

Eso si, me pasa lo mismo que con la angustia cuando se atreve a atravesarme sin preaviso, debo quedarme inmóvil, no tengo que moverme, mi cuerpo de pronto es todo de cristal, del más frágil, si me muevo se rompe todo. Si respiro muy profundo, podría estallar todo. 

Debo permanececer quieta, necesito enfocarme en no escuchar nada más que el vacío en mi oido, no quiero escuchar las otras cosas, necesito que dejen de hablarme un rato, unos minutos. Si, es verdad que no siento enojo, pero si me hablan tengo una reacción de enojo. La final es lo mismo, mi papá siempre me decía: 'no basta con ser, hay que parecer" y bueno, si parezco enojada aunque no esté, entonces estoy. 

Intento sonreír, mi risa es una burla, es una oda a la imperfección, odio sonreír por fuera, pero sonreír es una de las cosas que más amo hacer, todo es contradictorio, es una cosa pero en realidad es otra.

La opuesta. 

Intento sonreír y decido mil veces no volver a intentar, pero algo en mi insiste. 

Bostezo y se cierra un solo ojo, el derecho, una imagen monstruosa. 

Si quiero cerrar ese mismo ojo, entonces sonrío si querer sonreir, mi cara sonríe, la mitad de mi cara sonríe y yo me miro, miro mi reflejo y siento náuseas ante lo irreversible de mi cuerpo. 

No, no es que voy a resistir así mucho tiempo, tengo un límite, me quedan 9 meses más, el tiempo en que se hace un hijo, 9 meses de paciencia, pero ni un día más. 

No, no me interesa la vida así. 

He vivido siempre en el límite  de la discapacidad, siempre he tenido que aprender a camuflarme, pero al menos mi discapacidad no era tan evidente, ahora se nota, se ve en todas las fotos, en todos los espejos, en todos los charcos. 

Intento otra vez cerrar mis ojos con fuerza, mi cerebro vibra y escucho las olas, las olas inmensas del mar cuando se forman, cuando arrastran el agua para crecer y despues estallar en las piedras y en la arena y en los restos de conchas y de cangrejos muertos. 

Todo es sonido. 

Todo lo que pasa lo puedo escuchar. 

Y lo que no pasa también. 

Respiro 

Uno, dos, tres. 

Uno. 

Uno, dos, tres, cuatro, cinco. 

No escucho nada, solo mi respiración. 

Nueve meses y ni un día más. 






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