domingo, abril 26, 2020

mamá, tenemos que hablar.

Tiene 14 años y cada vez que me dice "mamá, tenemos que hablar" imagino el horror y algún desastre que voy a tener que resolver.
Ninguna solemnidad al asunto y le digo que me diga no más.
"Me gustan las chicas", dice asustada, yo no comprendo su miedo, no entiendo a qué le teme. Pienso rápido: que alivio, no se va a embarzar. Digo: me parece muy bien.

Varios días después me llamó la mamá de una amiga de la Fer, me pidió que nos veamos en algún lugar, ella y su esposo, en el café dije, obvio.
Yo esperaba que no lleguen, pero llegaron. Eran grandes, de tamaño, no de años, super formales, se sentaron, cada uno tenía algo que decir, uno primero, el otro continuaba y así, yo al frente, que tu hija y mi hija son más que amigas, hemos leido el facebook de la Lu y dice que son chicas, que se aman y esas cosas. No nos gustan esas cosas, Dios lo ha dispuesto de otra manera, la familia es sagrada. La hemos castigado, le hemos quitado su celular, le hemos prohibido que se vea con tu hija. No vamos a permitir esa aberracion. Prefiero que mi hija este muerta antes que eso. No vamos a permitir. 
Yo me había quedado escuchando mirando mis tatuajes, me preguntaba que pensarían, pero se quedaron callados, querían mi respuesta. 
- Yo no tengo ningún problema, no voy a castigarla, yo no voy a hacer nada.

El papá enfurecido me dice, "tendría que haber ido no más al colegio de su hija a darle una advertencia"
Entonces llega a mi toda la furia y lo miro bien de frente y le pido que me escuche atento -si te  atreves a acercarte a mi hija, te mato de un tiro-
Y soplo mi pistola. 

No he vuelto a saber de ellos, pero mi hija y su hija han sido lonque han querido ser, porque contra eso, no existe nada. 


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