lunes, diciembre 04, 2017

Basta Moisés.

No siempre sé que hacer,
casi nunca sé.

Los límites geográficos en los que he amurallado mi vida, hacen que conozca casi todas las posibilidades. He ido aprendiendo a moverme sin miedo, a veces (siempre sin querer) algo me saca fuera de los límites, cuando me doy cuenta siempre es tarde, ya salí, ya me perdí.

Miedo, aquí afuera el miedo es casi todo lo que conozco. Casi todo lo que existe (en tantas formas). La luz es la peor parte, es imposible divisar las cosas sin contraste. Después el ruido. Estallar desde el centro de un petardo. La luz el ruido el humo.

Una sola cosa fuera de lugar y yo pierdo todas mis capacidades, todos mis instintos, no llamo a ninguno, no les escribo, no los leo. Son cinco. No sé de ninguno. Necesito saber? No puedo. No desde aqui.

Ella. La busco, la veo, la abrazo, huelo su pelo. Está del otro lado del puente. No consigo encontrar su mirada. Busco la raíz y lo que sea que me conecte con ella. A mil kilómetros de mí. Tan cerca de mí...

Gira todo sin respiro sin tregua.

Fuera de las certezas,
voy desapareciendo.

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