jueves, noviembre 10, 2005

Las mujeres de mi especie

Las mujeres de mi especie no tocan el suelo con la cara...
Entre nosotras nos olemos y sabemos que somos de las mismas, el código es universal y nos reconocemos en él.
Tenemos mucho, el entorno es difuso y mucha energía ha sido puesta a su servicio por transformarlo en contorno de formas sólidas.
Por lo único que damos la vida es por lo concreto, por cuerpos que reiteren nuestra existencia, el cuerpo de un hombre, de un niño o de la tierra, mientras la spartículas puedan tocarse.
PArte de nuestro patrimonio es que nos crean más tontas de lo que somos. Nuestra potencia es un secreto bien guardado. Somos fieras animales cuando se trata de defender lo nuestro. A veces lo nuestro se tiñe con ojos queridos o con la madera envejecida del portón de la casa, mientras ese nuestro se remita inequívocamente a nosotras mismas.
Las muejeres de mi especie se pasan pocas películas. Saben con exactitud las líneas del dibujo que las limita. No incurren en sexos ajenos ni escalan a la nube rosada del romanticismo. Sabemos perfectamente a que atenernos. Y si alguna se extravía, es solo por un rato, y vuelve en la más total discreción.
No se equivoquen, no perdemos la brújula con facilidad. Una de cada mil la pierde, y la pierde con todo, lo cual implica tambien cierta grandeza.
La historia se ha escrito al margen de nosotras, pero nosotras mismas la hemos modeladodesde atrás. Nuestra invisibilidad es nuestro capital. Desde ese invisible actuamos a nuestro antojo y todo marcha como nos lo propusimoshace siglos.
A las mujeres de mi especie les atrae que otras mujeres saquen la voz. No la sacaremos nosotras, no nos gusta chillar. Miramos a aquellas otras con un dejo callado de admiración, pero con la sabiduría que nos han traspasado, esa sabiduría que nos advierte: más vale no optar por la valentía. Se nos difuminan aquellas otras mijeres al corto andar, las vemos patéticas, aún aceptando que somos salpicadas por su ayuda.
Estas de mi especie han sido las dueñas de la historia y del país, no la sotras, cuyo lamento se suma a tantos otros para ser acallados al primer cambio del cielo. Ni las otras, que en su exceso se han quedado con la pura dureza.
Las mujeres de mi especie no enarbolan banderas. Tienen el buen juicio de saber que tarde o temprano todo mástil se tambalea en su propia base y que no hay tela que resista mucho tiempo al viento.
Las mujeres de mi especie saben entonrnar los ojos y les quedó el hábito ancestral de mirar por sobre el hombro. Es que una rara y contradictoria seguridad va plasmada a esos ojos y eso es lo único que hace tolerable la inseguridad cósmica que da el existir.
Estas mujeres son más sarcásticas de lo que sus hombres imaginan, y más despiadadas de lo que sus hijos creen. Nuestro virtual sometimiento y nuestra aparente cobardía son las cartas que mostramos, las otras están ocultas. LAs muejeres de mi especie no se arriesgan.
En las mujeres como yo el alma es menos escurridiza. Nos atrincheramos en nuestras creencias; éstas nos cubren protectoras y la fe es nuestro gran escudo y aliada.
Las muejeres de mi especie invocan el nombre de Dios.
Y no lo hacen en vano
(m. serrano- para que no me olvides)

6 comentarios:

[i] Isabel La Fuente Taborga dijo...

mujer, una e indivisible, certera,carente de muchas cosas que nunca exige, que no demanda, porque aunque se muere por ser dueña de todas las caricias, sabe que no siempre puede tenerlas.
Esa mujer incapaz de levantar la voz, menos la mano, silenciosa y urbana, que nunca se pinta demás, que no sabe hacer el amor sin comprometer su existencia, no digamos ya el corazón...mujeres ausentes, casi siempre ignoradas, o vestidas de comunes, con vidas de cristal, recubiertas de acero, mujeres que callan para que hablen los que aman y sonrian, mientras ellas sonríen... y callan.

Unknown dijo...

...Me han estremecido un monton de mujeres, mujeres de nieve, mujeres de espuma...parafraseando a Silvio.
Mujer prefiero una mujer clara y de cara al viento de tu especie, que aquella que vive el sueño con el bienestar eterno como la mamá de Mafalda

Unknown dijo...

vengo desde donde Almada, y no puedo dejar de decir que tu blog es una maravilla...un gusto conocerte!

Vero Mendizabal dijo...

nfer... el gusto es mio...

Este me resulta un lugar fascinante para ser quien soy y dejar que me conozcan así

orlaK dijo...

y desde cuando no te gusta la trova?
ORLAk

Vero Mendizabal dijo...

OrlaK, me preguntas a mi??? la trova ha tenido su momento en mi vida, como todo... no ha dejado de gustarme, pero ya no suena en mis días, la música de silvio ocupa hoy el mismo espacio que la musica de sui generis... bien recordado, pero ya alejado de mis oidos.

mi vida suena a pedro y a llegas, suena a Samba pa´ti, suena a blind melon otra vez y a rita lee... mi vida suena a eso, al sonido que marcó eternamente ese amanecer que no llegó nunca... a ese amanecer con el que ya he dejado de soñar...

vero