Quisiera despertar un día sin sentir que me falta la mitad de todo.
Hasta la luz que entra por la ventana es mucha si no te llega también.
Quisiera no tener que esquivar el espejo y poder mirarme y reconocerme sin dudar, sin que mi mente te busque en el espacio que queda vacío.
Tengo miedo de que un día, ya no quieras bailar conmigo, nunca mas
Quisiera que no habites mi memoria. Que no susurres en mis sueños. Que no sacudas mi alma cada mañana.
Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta. Ojalá pase algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve
Quisiera que no esten tus manos en la chompa verde que amo, en el perfume que me encanta, cuando abro la ventana y pienso en tu frío, cuando enciendo la tele y pienso en que tu, para dormir, necesitas todo oscuro. Sin ruido, sin humo.
No hablo de olvidarte.
Si es mejor contacto cero o si terapia de choque, si hiciste bien o si esa no fue la forma, si el proceso dura lo que dura, si existen formas de apurarlo, de no vivirlo, de esquivarlo.
Hablo de vivir sin tener que sobrevivirte. Sin tener que distinguir tus huellas en lo que fui, ni en lo que soy. Sin tener que negociar cada día con tu ausencia.
Te seguiré hasta el final, te buscare en todas partes, bajo la luz y la sombra, en los dibujos del aire.
Tengo tu mirada en mis ojos, tengo palabras tuyas en mi voz, a veces mis manos siguen la ternura de las tuyas, a veces también, como una brisa violenta, siento tu rabia, esa a la que ya me habia acostumbrado.
Tú no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja, con un aullido interminable,
interminable...
Quisiera que nunca me hubieras pasado.
Si, eso quisiera, volver el tiempo atras y decirte que no, que conmigo no.
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