Busco el pan que tenga el queso lo más equilibrado posible pensando que voy a partir un pan en dos y me voy a quedar con una sola mitad. Entonces lo encuentro, lo miro, lo mido, lo parto. Me quedo con la mitad más grande (por supuesto), me voy, llego a la puerta de la cocina y vuelvo.
Al final todo el pan es mio.
Yo lo sabía al principio de todo ese ritual inútil.
Pocas cosas me agotan tanto como el miedo.
mientras exista una mirada habrá siempre un respiro...aunque la mirada no sea para mi, aunque el respiro no sea mio..
sábado, junio 16, 2018
Pan
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