viernes, febrero 24, 2017

El miedo. Parte III

Hace días que no me muevo, el vidrio que me contiene ha empezado a confundirse con la piel que me cubre. Encuentro mi reflejo en la luz que ha dejado entrar el último que ha abierto la puerta. No puedo moverme, pero siento sus ojos clavados en esta figura sin forma en la que se ha convertido mi vida, mi cuerpo.  Mi voz es el líquido que recorre el espacio entre el vidrio y yo, ya nadie me escucha, no me escucho yo.

No te muevas. Eso hago, hace tanto que no me muevo. Respiras? Supongo. Me escuchas? Te oigo.  No, no me escucha. Si, parece la iglesia, parece una ciudad entera, pero se mezcla con el bosque.

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