
es cierto que la cesárea fue dolorosa, pero mi hijo fue la más preciosa consecuencia... su primera sonrisa... sus fallidos intentos por sentarse solo, la primera vez que dijo mamá... el despelote que armó en la cocina con su primera comida...los instantes con el son infinitos... cada pequeña cosa que el hace completa mis días...
Y el arete en la nariz... fue un dolor absolutamente físico, pero la consecuencia me gusta, me siento bien, me gusta ver mi reflejo en el espejo... me siento bien y valió la pena...
Hasta el terrible diagnóstico de meningitis... han pasado ya 12 días... mi bebe esta perfectamente bien... ha vuelto a sonreír.. ha aprendido dos palabras nuevas (papá y ahitá) y dice No con la cabeza... Matías se ha recuperado y hoy cada cosa que hace ha cobrado el doble de importancia en mi vida... y lo mejor... he visto a mi niño en su primera etapa de sociabilización... tiene amigos nuevos, niños todos con algún problema de salud... niños que estan ahi porque algo salió mal.. pero niños con las sonrisas más deliciosas que he visto jamás... niños que necesitan ser mirados... niños que han logrado toda mi mirada... y al final de estas casi dos semanas... la consecuencia no ha sido mala... por el contrario... mi niño esta bien y mi vida se ha llenado de otros pequeños... de niños en los que jamás pensé antes... pero niños que siempre han estado en algún lugar...
Y entendí, entendí que el único dolor sin buenas consecuencias es la muerte de quienes amamos... de quienes son las piezas del rompecabezas que forman nuestras vidas... no hay dolor más grande que ese... es mentira que con el tiempo uno asume esa ausencia y la vida vuelve a ser "normal" es mentira... porque cada día que pasa esta más alejado de la última vez que escuchaste la voz de quien se fue... y eso, con el tiempo, solo duele... por eso... por eso es importantísimo amar a quienes amamos y a quienes no amamos con toda nuestra capacidad... aunque nos arriesguemos a someternos a eventuales des-pedidas... aunque algún rato dejenemos de ser "mirados" porque cuando amamos con toda el alma deja de ser importante si nos miran o no y solo importa el saberlos vivos... el saberlos mirando la misma luna que vemos todos cuando decidimos levantar la cabeza y mirar al cielo...
Por eso trovadictos queridos... amen hasta cansarse... amen como si fuera el último día... porque amar de ninguna manera nos debilita... amar nos hace grandes... amar nos hace humanos, nos hace capaces de generar fuerzas de los rincones más escondidos de nuestro ser para seguir amando... y solo así... seguir viviendo.