viernes, mayo 16, 2025

El duelo

 No fue solo el momento en que decidió irse.

No la perdí solo ese día.

La pierdo cada día, una y otra vez.

En los objetos que dejó,

en los espacios que todavía huelen a ella,

en la costumbre de pensar en “nosotras” cuando ya no existe.


No quiero volver.

No podría soportar otra traición.

No hay regreso posible cuando algo se quiebra tan hondo.

Pero eso no hace el duelo más fácil.

La ausencia sigue siendo una presencia rara, incómoda, diaria.


A veces quisiera que desaparezca por completo,

que ni su nombre ni su sombra tengan peso.

Pero el olvido no se deja apurar.


Es un proceso.

Un laberinto sin atajos.

Y yo camino, a veces con rabia, a veces con tristeza,

pero ya no con esperanza.


La pierdo sin quererla de vuelta.

Y aun así, la pierdo.

Cada día.

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