miércoles, mayo 15, 2024

Volver

Estoy en alguno de esos tantos inicios. Vuelvo a recordar con mucha claridad lugares a los que nunca he ido, veo la luz y sé el momento exacto. El olor de la leña, el sonido del maíz cuando se muele, el olor del maíz cuando se tuesta. El sabor del maiz en la sopa, hace calor, la sopa es sólo parte de las cosas que pasaban porque tenían que pasar. 

La luz del medio día

De pronto el patio con tierra porque la higuera no deja que pase el sol, pero más allá hay pasto que muy pronto es rio. El río que baja de derecha a izquierda, el río transparente lleno de piedras redondas y verdes. La rama más larga, la que llega hasta el río, tiene un plástico rojo amarrado o capaz una banderita de algún carnaval. El sol está naranja y le da con todo al plástico rojo, el rojo más rojo que existe,el rojo más rojo que nunca en su vida. 

La luz del atardecer.  

Siento el olor de la lluvia en las hojas de todos los arbustos que me rodean. Escucho cómo hablan los pajaritos, las zigarras, las moscas, los renacuajos.  El olor de ese poco de tierra, ahora mojada, escucho el golpecito que hacen las gotas en las aguas del río. Siento el olor del carbón apagado con la lluvia, el sonido del viento. Las calaminas. El olor de la leña nueva allá adentro. El sonido del frío. El olor de la noche. 

La noche

Pero yo nunca he estado ahí. 

Esa higuera no es mía y ese río no lo he escuchado nunca, ese plástico tan rojo solo existe en mi memoria. 

Recuerdo un montón de cosas que jamás he vivido. 


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