viernes, octubre 24, 2025

Las cosas sin precio

 Yo, cuando hago una foto, recuerdo para siempre ese instante: el clima, el olor del aire.

Cuando hago una taza pasa algo parecido: recuerdo los momentos que la hicieron, la cuchara de la sopa golpeando, una hojita del árbol de la esquina, una flor dibujada con el cuchillo del queso.


—¿En cuánto las vendes?


Dejo que pasen los segundos para no responder cualquier cosa.

Pero pasan, y nada cambia.


¿Tú crees que algo que contiene tantas cosas puede tener un precio?

Porque a mí no se me ocurre cómo.


Una taza es lo mismo que una foto, pero de otra manera.

Son mis manos, mis caminares erráticos por la cuadra.

No puede tener un precio.

Es un tesoro.


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