Pensé que podía, pero no puedo.
No puedo estar cerca, no, no ahora al menos.
Siempre quiero estar cerca, pero no puedo, me congelo, escucho como respiro, no quiero hacer nada mal, no quiero equivocarme en nada. Escucho mi sangre que pasa como un río y me atraviesa. No quiero llorar, pero igual lloro. Siento el rio caliente en mi cara, en mi cuello, un río de lava. No quiero que se vaya, no sé como despedirme, no sé si la abrazo, si le doy un beso, se da la vuelta, se va, y así, así mismo es cómo tiembla un alma, es verdaderamente escalofriante.
Yo tampoco entiendo, pero no puedo.
No hay manera...
Esa vez no pude enojarme, no fui capaz de la rabia, por suerte, porque venía saliendo del proceso más lindo, a veces bailaba. Ya no recuerdo la rabia. Por suerte. Tampoco como se baila.
Qué difícil ha debido ser. Tanto miedo. Tanto silencio. Tanto amor. Tanta rabia. Qué difícil tantas cosas en silencio.
Mirar de lejos, desde afuera. De lejos. Desde afuera. Desde el primer dia. Sobre todo desde afuera. Era un muro enorme que terminó siendo indestructible. Terminó cayendo encima de nosotras. No pude entrar ni pude frenaro ni pude salvarnos.
No te perdona que seas mujer.
Quizás me faltó silencio.
Nuestras cosas, las cosas que hemos ido tantas veces felices a comprar. Nuestra vida. Como lo que deja el huracán silencioso y frio. Todo partido en dos. No necesito nada. Se está partiendo mi vida en dos. No quiero mirar. Has probado cerrando los ojos? Los tengo cerrados.
El último ahorro lo dividimos y no compramos nada. Pero no fue esa vez que empezamos a separar las cosas, fue esa vez, fue ese viaje, fue antes, fue en una graduación, no, fue en la otra, iba a ser en otra vacación. En una navidad. En nuestro aniversario.
Solo nos quedaba juntas la noche y los besos todas las mañanas.
La confusión es agotadora. Es tuyo. Es mio. Es nuestro. Tu mesa. Mi sillón. Y el hijo menor? Y el gato? Y el perro? Y el nieto? Y el hijo mayor? Vamos a partirlos en dos? No entiendo. No logro visualizar nada. No entiendo.
Lo que era nuestro. Lo que hicimos nuestro... No queda nada.
El viento me envuelve y se mete dentro de mi, abro mis ojos, solo veo tierra y hojas. El viento en mi oídos. El viento en mis manos. El viento en mi alma. A ratos olvido que puedo respirar
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