viernes, noviembre 28, 2025

Siempre fui bosque

Una vez mi papá dijo que la gente triste  se vestía con ropa negra o se vestían de muchos colores.

Nunca quise ser una persona triste, entonces alejé de mi la ropa negra y la ropa de colores.

Me transforme en un lienzo de tierra y de árboles, decidí ser un bosque. 

Después supe, 

los árboles florecen y dan frutos (siempre de colores). Y sumé rojos y verdes y azules y amarillos, pequeños, importantes y hermosos.

Y así fue mi vida para mi, fui un árbol en todos los espejos, un árbol en medio de un bosque, con las flores y  los frutos más coloridos. 

En todos los reflejos.


Hasta hace un año. 

El negro fue mi única opción, era lo único que acompañaba mi sentir. Y fueron pasando los meses y no sé cómo, pero volví a ser un bosque, con el fondo negro de los humedales y de las noches más oscuras, 

Con frutos. 

Y con flores de colores.



miércoles, noviembre 26, 2025

In memoriam

De pronto, la distancia que parecía solo física se ha hecho real.

Se ha metido entre los fragmentos de mi memoria, alejando los recuerdos hasta volverlos inalcanzables.


Dejado de alcanzar no es lo mismo que inalcanzable.


Yo jamás había tenido que olvidar a nadie para poder seguir viva.

He fracasado, claro: no pasa un día sin que piense en ella.

Pero ahora, cuando la pienso, los recuerdos más lindos desaparecen antes de terminar de aparecer.

Se esfuman.

Igual que el humo del café.


Va desapareciendo de mis sentidos la suavidad de sus manos,

el tono de su voz —a veces dulce, a veces enojado, a veces quebrado—.


Queda apenas lo esencial:

lo que pasó cada día de esos tantos años.


Lo más terrible.

Su cuerpo en mi abrazo.

—Lo más terrible—

Su risa encantadora.

Su sonrisa.

Su enojo. 


Me quedan pocas cosas.


En lo más profundo de mi memoria.



lunes, noviembre 24, 2025

El lado oscuro de la oscuridad

Estaba aislada.

Como si todo lo que existe, existiera por fuera de mí. 


Inalcanzable.

Yo. 

Todo los demás 


Tenía que vaciarme.

Agotar todo el combustible posible,

todo al límite de mi fuerza.

No podía ser de otra manera.


La cosa es que después se queda.

No se va del todo.


A mi cuerpo le encanta el descanso, la calma.


72 horas.

Solo eso: un montón de horas

y apenas el 0.82% de un año.


Una puerta casi instantánea.


Para sentir.

Para mirar.

Para escuchar.

Para seguir.


Tenía que vaciarme de todo.

Del líquido.

Del oxígeno.

Del miedo.

De todo.


En la furia de un día normal en esta ciudad.

Sin ninguna pausa.

Con todos los ruidos.

Con cientos de voces.

Con tantas cosas que hacer.


Todo normal y yo atravesando el tiempo infinito.


No podía ser de otra manera.


miércoles, noviembre 19, 2025

Puedes borrar la palabra, pero no la historia

Escribe poco. Antes escribía todo el tiempo, pero ahora escribe poco.

Y cuando escribe, casi no dice nada.

Habla de los quince años que vivió en La Paz, de los meses, de los días, de las horas.


Pasamos juntas once de esos quince.

Pero no me nombra.

No dice una sola palabra que se refiera a mí o a nuestro tiempo juntas.


Viajamos.

Nos amamos.

Compartimos amigos.

Pero no me nombra.


Está poniendo palabras sueltas encima de nuestra historia.

Ve mis fotos.

Me manda corazones.

Me abraza.

Me dice que me quiere.

Que está a una llamada de mí.

Pero no me nombra.


No me nombres si no quieres.

Pero ni tu silencio podrá sacarme de tu memoria.


Me tienes tatuada en tu brazo izquierdo.

Tienes mi forma de mirar grabada en ti retina.

El olor de café, en cualquier parte del mundo.

El humo de cualquier cigarrillo.

La risa de cualquier niño.


Puedes borrar la palabra, pero no muestra historia.

sábado, noviembre 15, 2025

The gift

Es exactamente así como se detiene el tiempo.

Con un mínimo sobresalto, todo para.

Una cámara lenta que apenas avanza.


El pájaro deja de ser el centro.

En ese instante aparecen las cosas que nunca vemos:

las partículas del viento empujando a las partículas de nube,

la luz en su sitio.


El sonido.

La voz de las ballenas.


Todo en el mismo punto.

Un clic.

Lo vivido.

Lo que viene.


Toda mi memoria atrapada en un segundo


—¿Qué pasa en ese segundo?—

Depende del segundo.


A veces es sólo un pájaro. Entonces pasa una foto.

A veces es un abrazo que me sostiene y al mismo tiempo me parte por la mitad 

la sangre de ella rozando la mía,


el temblor


En el segundo exacto en que un pájaro vuela y yo atrapo su vuelo.



jueves, noviembre 13, 2025

Mírate, la imagen eres tú

Hoy me compré una chompa cerrada; la última fue esa café que sigo teniendo por puro amor al recuerdo, pero ya no me la puedo poner. Debe tener unos 15 años y me la he puesto un millón de veces.

La Clau me regaló ayer su chompa verde, con 5 botones.

La misma chompa verde que tengo yo, pero de otro tamaño y con todos los botones.

Las compramos juntas en Chile, esa vez que fuimos entre el golpe y la pandemia.

Como millonarias, jaja.


Hoy me compré dos chompas verdes pero cerradas, sin botones. Mientras pagaba me veía desde afuera, como si yo tuviera otro cuerpo.

Sentí un amor inmenso; descubrí que me gusta mirarme de lejos.

Ya me había dicho mi papá que si un día me sentía perdida, me alejara rápido del centro y buscara un lugar que me permita mirar todo de lejos, para recuperar la perspectiva.


Quizás así consigo mirarme tal cual soy, porque al final todos somos lo que miran los que nos miran. Lo demás solo son nuestras intenciones.

La claridad es una fuerza silenciosa que saca del camino lo que estorba.

miércoles, noviembre 12, 2025

Adiós amor

Y de pronto llega el día que jamás querías que llegue.

Tantas noches rezándole a dios en tu cuarto de niña, para que nunca llegue, para que por favor nunca llegue este día.


(Hoy cumple años la Fer. Cumple veintiséis; la primera vez que te fuiste, Ernesto cumplía 31).


Llegó el día, como llegan las cosas terribles: con fuerza, con rayos y con truenos, con una lluvia que de pronto terminaba de caer. Apenas unas gotas.

Apenas unas gotas.

Con el frío que traen todos los vientos después de la lluvia.

Y yo que no puedo dejar de mirarla. Siempre he pensado que es la chica más linda.

—Ven, el Lolito está en el auto—

Voy detrás de ella.

Gatito querido.
Lolito, mi amor.

Prometo volar hacia ti cuando decidas partir, prometo estar ahí, cerquita de ti.

Chau gatito, chau Lolito, que te reciban los árboles más lindos de esa ciudad…

esa ciudad que, uno a uno, se los ha llevado a todos.

A todos.


Hasta a ti te ha llevado, gatito.

A mi amor también, Lolito.

A mi rosa más hermosa.

La más terrible

de todas las rosas.


Pero así como llega

el día más temido,

también termina.


Todo lo que un día inicia

está destinado al fin,

porque la vida es eso

y nada más.


De una manera

o de otra.

O de todas las maneras.

El amor después del amor

Viene esta noche,

viene a dejarme sus plantas.


Las mismas plantas que yo le regalé,

pero que ha decidido no llevar con ella.


También viene a despedirse de mí el gato.


Su gato.

Mi gato.

Nuestro gato.


Aprendimos a amarnos como locos,

ese gato y yo.


También viene a despedirse ella.


Siento que se ha terminado el aire en el mundo.


Que me basten las plantas que la han acompañado este último año

y lo que ellas tengan para contarme.

lunes, noviembre 10, 2025

Jillaway sambita.

Me encanta la lluvia, pero hoy está especialmente fría,

con granizos que llegan urgidos, buscando tierra caliente.

Lástima que solo hay asfalto por aquí.


El granizo y el viento: una batalla.

Uno empuja, el otro se hace más grande.

Y yo aquí, absorta y congelada

en este instante inmenso, infinito.


Para eso aprendí a frenar:

para vivir los segundos microscópicamente,

para desmenuzar los instantes

que luego son historias.


El mundo no para,

pero yo sí puedo pararlo.

Y en esa pausa existo.

Solamente en esa pausa, respiro.

La cárcel que habito

Es como que…

me cuesta existir.


¿Me entiendes?


Me resulta muy incómodo.


Es raro.

Como si me sobrara este cuerpo.

Estos ojos que no ven,

pero adivinan.

Mis manos que adivinan

lo que mis ojos no ven.


Es todo raro.


Me siento incómoda existiendo.

No triste.

Incómoda.


No sé dónde pararme.

Dónde sentarme.

Dónde estar.


Me angustian los espejos.

Los charcos.

Los reflejos.

Eso que me dice que estoy ahí.


Mis fotos.


Todo es angustia.

Y más angustia.


Me parece insoportable la vida. 

La muerte 

y sobre todo la espera entre una y otra.

domingo, noviembre 09, 2025

Desapareciendo

La tristeza me ha atravesado de una manera casi absurda.

Hace tiempo lo sé. 

Sé que vuelve, porque cuando se fue dijo que volvería.

Lo supe siempre, aunque no siempre quise ir con ella.


Ahora la escucho hablar de su casa, de cómo va a enfrentarse a la locura de los mosquitos, de cómo va a pasar tardes enteras afuera.

Me atraviesa un rayo que parte mi cuerpo en dos.

En dos.

No me nombra.

¿Sabrá que estoy aquí?

Si nos hemos encontrado en el mercado para venir juntas.

Si hemos llegado juntas a este lugar.

Será que quiere hacerme desaparecer?

Desaparecer,  yo —aunque quiera— no puedo.

Estoy en todas las cosas lindas que tiene la vida, en las obvias y en las escondidas.

Estoy en todos los pájaros y en los charcos más oscuros y profundos.

Se va.

Mi lugar tendría que ser a su lado, agarrándome con fuerza de cualquier lugar del auto, cuidando que no se vuelen las plantas por la ventana cuando yo encienda un cigarro,  buscando el camino en el mapa.

Así se escribe el desamor verdadero: sin gritos, solo con objetos que todavía no saben que ya no sirven.


Me atraviesa la tristeza más profunda. 



viernes, noviembre 07, 2025

Vuelvo al mar

Siempre creiste en mí, aunque no siempre supiste que yo era capaz.

No te culpo.

Me viste dar vueltas sin descanso alrededor de una cama.

Cuatro muros blancos.

Tres años.

Voces que nadie más escuchaba.


Pero pude.


Fui capaz de acompañarte.

De encargarme.

De preguntar.

De subir.

De bajar.

De buscar dónde estacionar.


Fui capaz de dejar de dar vueltas alrededor de las camas, aprendí a no hablar con quienes no habitan el mismo espacio que yo.

Se habitar el espacio común.

Sé cómo dejar de escuchar a los que no están.


Fui capaz del silencio.


Dejé de necesitar tu mano.

Te ofrecí la mía.


Ahora nos queda el mar.

Ese mismo que me hacía temblar.

La promesa de un canto mudo y profundo.

Yo contigo,

mirando de frente el mar.


Me verás caer

Yo entiendo bien que todos tenemos formas diferentes hasta para respirar del mismísimo aire. Ese montoncito de aire que cabe en una casa, en un cuarto, en el auto.

Es más visible cuando se trata de cosas grandes: atravesar un duelo, una muerte, una separación rotundaz ahí se se nota más.

Entiendo en teoría, pero las formas de romperlo todo y luego no decir nada me llevaron a la sorpresa más oscura.


El hueco más ruin.


Miro la ciudad desde la ventana del taxi que me lleva a terapia. La veo tan verde, tan linda, y aún no puedo evitar pensar en ti.

No por el verde.

Por lo linda.


Después, un muro de bugambilias al lado de un sauce y la sombra de ambos.

El hueco más ruin.


—Voy a sacarle una foto y voy a asegurarme de que sepas que es para ti—

Porque esa es la cosa: sigue siendo para ti.

Para que la mires.

Para que la cuelgues en la pared de tu casa nueva.


Me pierdo en la caída.


Ya no distingo si es frío o calor lo que siento en mi pecho, pero es la caída hasta el fondo de todos los abismos.


No es el fondo.

Es la caída que no tiene fin.


Yo les digo a todos que ya no te extraño. Que ni siquiera pienso en ti.

Pero un día quise contar las veces que te pienso

y me perdí.


De pronto el golpe: quieres borrarme de tu memoria.


Nunca más has vuelto a nombrarme.


No soy parte de tus relatos, ni de tus alegrías, ni de tus despedidas, ni de las palabras que te atreves a decir.


—Si lo nombras, existe—.


Cuántas veces habremos hablado de eso.

Cuántas veces lo entendimos juntas.

Quizás también funcione con los grandes amores.


—Si no los nombras, dejan de existir—


O quizás no,

y tu esfuerzo por no nombrarme termine conmigo tatuada para siempre en tu memoria,


en todos los pájaros que mires,

en todas las lunas,

en todas las flores,

en todos los atardeceres.

sábado, noviembre 01, 2025

Are you really?

Miro a mi papá.

Un día después de una cirugía.

Escucho su voz.

Me pasa la manilla de la clínica con sus datos y un electrodo que le pusieron para saber de su corazón.

(Guardo todo en mi bolsillo)

Un tesoro

Un instante.

He estado todo el día aquí, en un rato me iré.

¿Me iré para siempre?

¿Será ése el escalofrío que me atraviesa?

Ese viento frío y mentolado... 

esa especie de certeza.