No he sentido miedo ni un minuto, la adrenalina me aleja del miedo. Tenía que defenderla, defenderlos de ese demente, tenía la excusa perfecta para forzarme al abismo de mis emociones.
Volví a escuchar mi sangre, volví a escuchar los latidos salvajes de mi corazón, sentí el fuego.
Pero no sentí miedo.
Un rato de esos pensé que iba a vomitar, pero era por el fuego, era por los latidos y por la furia de ese río de sangre que pasaba desesperado por todo mi cuerpo.
Es emocionante pero físicamente insoportable.
Debe ser la ayahuasca.
No sentí miedo en ningún momento.
Tampoco me da miedo lo que le va pasando a mi cuerpo después de despertar todas las alarmas.
Es una maquina despiadada y yo se eso de memoria.
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