domingo, abril 19, 2009

la tierra de nadie

Fue como ingresar, a través de una nube gris que caía hasta el suelo, dentro de un mundo mágico y paralelo. Los colores empezaron a tomar la fuerza de los oleos antes de ser disueltos, y las montañas debajo de la nieve en un día con sol asemejándose irreverentes a los dibujos perfectos de un niño sin escuela yal final el lago, sin líneas que dibujen sus límites, infinito en forma y esencia, y su nombre, que cuando lo nombro estalla la risa y todo está bien una vez más
Hasta el sonido de las palabras que se decían resonaban como ecos… todo en una velocidad menor a la real y a la vez los segundos peleando por pasar uno encima de otro. Y de pronto en otro lugar! Yo, una vez más, en otro lugar, en un lugar nuevo, eternizando los instantes que llegaron sin ser pedidos pero que fueron más agradecidos que nunca. “Bienvenidos aquí” si miras hacia el norte y “Bienvenidos allá” si miras para atrás…. Mis pies clavados sobre ese pedazo de tierra que no le pertenece a ninguna bandera… y yo ahí, con todos mis sentidos añorando la libertad de cruzar fronteras sin ocasionar consecuencias, con la mirada fija en el suelo, casi con la certeza de estar literalmente parada en medio de la vida.
Fue, como es hace muchos días de un “otra vez esencial abril”, un instante cargado de sensaciones inexplicables… de esas sensaciones que se transforman en palabras que vibran y suenan a campanazos una detrás de la otra. Y todo entonces anestesia… anestesia y bálsamo para esto que llevo dentro, pero anestesia que siempre garantiza ese corte de respiros que detienen mi vuelo bruscamente.
Y mi respiración se acelera cuando entiendo que estoy a un paso de buscar para mí nuevos caminos… y después pasa como siempre pasa, esa maldita turbulencia que absorbe desde el fondo de la tierra, desde el centro mismo que arde en su esencia, todos los respiros que por segundos me quedan….